Durante los últimos años el calentamiento global se ha ido evidenciando aún más con récords de temperaturas extremas en prácticamente todas las regiones del planeta. Desde comienzos del siglo XXI, las temperaturas mensuales han superado a las temperaturas promedio históricas y a día de hoy la Tierra es más de un grado centígrado más caliente que hace 100 años.
El Acuerdo de París fue un punto de inflexión fundamental para que los gobiernos de todo el mundo (o casi todos) se pusieran de acuerdo para poner freno a este calentamiento global cuyas consecuencias ya son una realidad en cualquier punto del planeta con inundaciones nunca vista antes, presión hídrica, fuegos incontrolables debido a la erosión, deforestación y temperaturas altas, etc.
Pero la batalla contra el cambio climático no está perdida. Es cierto que no se puede disminuir el aumento de la temperatura global en unos meses, años o incluso décadas, pero si la humanidad es capaz de reducir el ritmo de CO2 que se expulsa a la atmósfera en diferentes industrias, como la agricultura y la ganadería, se puede limitar significativamente el calentamiento global.
La Tierra es un planeta único que durante millones de años se ha enfrentado a cambios climáticos extremos superándolos con éxito sin que hiciera falta la intervención humana. Pero para que nuestro planeta pueda ‘auto sanarse’ es imprescindible que todos trabajemos en conjunto para disminuir o eliminar prácticas que únicamente contribuyen al aumento de la temperatura global.
Por ejemplo, si gracias al Acuerdo de París, u otro pacto que se pueda firmar durante los próximos años, se pudieran detener todas las emisiones de gases que provocamos las personas, la Tierra todavía seguiría aumentando su temperatura durante algunos años. Pero llegaría un momento en el que gracias a la acción de los océanos y las grandes masas forestales la temperatura global se estabilizaría. Y este sería el momento en el que se podrían tomar otras acciones adicionales para incluso tratar de recuperar la temperatura de la Tierra antes de la Revolución Industrial (momento en el que la temperatura global comenzó a aumentar por la actividad del hombre). Es decir, sin la acción humana, la propia naturaleza comenzaría a eliminar poco a poco el exceso de dióxido de carbono de la atmósfera y las temperaturas comenzarían a estabilizarse paulatinamente en todo el mundo.
Otras alternativas para disminuir el calentamiento global
Para lograr el objetivo de reducir el calentamiento global, también se han propuesto otras alternativas como la llamada ‘geoingeniería’ o ‘ingeniería climática’. Una de sus opciones propone la inyección de partículas reflectantes en la atmósfera para que la luz se disperse y refleje y como consecuencia se consiga enfriar la superficie de la Tierra.
Otra opción que plantea consiste en añadir hierro en los océanos para que aumenten las floraciones de fitoplancton y gracias a su fotosíntesis, se vaya eliminando el dióxido de carbono.
La teoría dice que estas técnicas podrían funcionar para conseguir el objetivo de disminuir el calentamiento global, pero también han encontrado la oposición de muchos miembros de la comunidad científica que manifiestan peligros desconocidos por los posibles efectos secundarios de estas acciones.
Según la American Meteorological Society, la geoingeniería todavía no ha demostrado completamente si la aplicación de sus metodologías a gran escala tendrían los beneficios esperados; o si incluso los beneficios podrían compensar los posibles efectos secundarios. Debido a las consecuencias impredecibles de la ingeniería climática, hay que estudiar a fondo las consecuencias de ‘manipular’ nuestro planeta usando estrategias que pueden provocar consecuencias desfavorables.
¿Cuáles son las principales consecuencias del calentamiento global?
Algunas de las consecuencias del calentamiento global ya son evidentes, mientras que otras irán apareciendo paulatinamente si no se logra estabilizar y/o disminuir la temperatura. Estas son algunas de las consecuencias más notables:
- Deshielo y aumento del nivel del mar: los glaciares y grandes acumulaciones de nieve se están derritiendo a un ritmo frenético, siendo especialmente alarmante la velocidad a la que se está derritiendo el hielo polar. Esto hace que el nivel del mar vaya aumentando poco a poco, provocando inundaciones y la erosión de las costas. Como consecuencia, se esperan grandes migraciones de personas que viven en zonas costeras e islas hacia otros lugares del planeta.
- Temperaturas y lluvias extremas: cada vez son más frecuentes los fenómenos meteorológicos extremos como la reciente ola de calor en Estados Unidos y Canadá que dejó decenas de muertes y provocó incendios inmensos. En la actualidad, estas anomalías meteorológicas han pasado de ser ‘algo raro’ a convertirse en situaciones recurrentes en muchas regiones del mundo. Las lluvias y temperaturas extremas provocan presión hídrica, inundaciones y disminución de la calidad del agua, lo que tiene una repercusión directa en los habitantes y recursos naturales de esas regiones.
- Aumento de las enfermedades: ya se ha constatado que el cambio climático tiene un impacto evidente en la salud de las personas. De hecho, se ha experimentado un aumento en el número de muertes relacionadas con las temperaturas extremas, tanto por calor, como por frío. Asimismo, se ha notificado un aumento de las enfermedades transmitidas por la pésima calidad del agua, como el cólera.
- Extinción de plantas y animales: el cambio climático está sucediendo a tal velocidad, que muchas especies de animales y plantas no tienen tiempo para adaptarse adecuadamente. Muchas especies están migrando hacia territorios más propicios para sobrevivir, pero para las especies que no pueden migrar, la extinción es más que probable.